Reunidos los Obispos y los Rectores de Seminarios Mayores y Casas de Formación Religiosas en asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Colombiana en febrero del 2017, establecieron algunos rasgos básicos y fundamentales para formar al presbítero que requiere la Iglesia colombiana.
A continuación, se enumeran brevemente, algunos de los rasgos los cuales estarán desarrollados amplia y detalladamente en el itinerario formativo del Seminario.
En la dimensión humano-comunitaria:
1. Hombre afectiva y sexualmente maduro.
2. Persona capaz de diálogo y reconciliación.
3. Persona con sentido crítico.
4. Persona que integre en si los valores humanos y cristianos.
5. Capaz de interactuar con una realidad multicultural.
6. Sensible y cercano a las realidades sociales de las personas.
7. Con capacidad de escucha.
8. Hombre de virtudes humanas (responsabilidad, honestidad, humildad, transparencia).
9. Capaz de vivir y suscitar comunión.
10. Capacidad de relaciones: humanas, fraternas y libres.
11. Capacidad de liderazgo al estilo de Jesús.
12. Capaz de conocer, utilizar y poner al servicio del bien común las TICS.
13. Hombre con espíritu de servicio.
14. Hombre transparente, veraz y honesto.
En la dimensión espiritual:
1. Hombre creyente.
2. Configurado con Cristo casto, pobre y obediente.
3. Que lleve una vida sacramental consciente y fervorosa.
4. Que viva la espiritualidad de comunión.
5. Hombre que desee la santidad y trabaje en ella.
6. Que valore la religiosidad popular.
7. Hombre de oración.
8. Asiduo lector de la Palabra de Dios.
9. Que adquiera y afine el don del discernimiento.
10. Maestro de vida espiritual.
11. Que desarrolle una espiritualidad encarnada.
12. Misericordioso, capaz de compadecerse del otro.
13. Hombre discípulo en continuo proceso crecimiento.
14. Coherente: que viva lo que predica y enseña.
15. Que ame a la Iglesia profundamente.
16. Hombre de vida interior con sólida y equilibrada espiritualidad.
17. Que viva su vida como amigo y hermano de los demás presbíteros.
18. Una sana espiritualidad mariana.
19. Asiduo y dócil al acompañamiento espiritual.
20. Persona que manifieste su espiritualidad con un testimonio de vida alegre.
21. Capaz de vivir la sinodalidad, como escucha de Dios, escucha del hermano y caminar juntos.
En la dimensión intelectual:
1. Hombre de cultura general.
2. Un pastor culto que enriquece a la comunidad.
3. Conocedor del Magisterio de la Iglesia.
4. Hombre fiel al mensaje de Jesucristo y de su Iglesia.
5. Hombre lector de los signos de los tiempos a luz del Evangelio.
6. Discípulo y maestro de humanidad capaz de diálogo.
7. Hombre con capacidad para entender la formación inicial y permanente como algo que no termina.
8. Un hombre que sea capaz de leer, escribir, comprender y comunicar.
9. Con capacidad de análisis y síntesis.
10. Hombre con conocimientos claros, con lucidez mental, capaz de tomar decisiones según el sentir de la Iglesia.
11. Hombre que sabe complementar los conocimientos con la sabiduría espiritual que solo Dios da.
12. Que sepa integrar fe y razón.
13. Que conozca y sepa aplicar la doctrina social de la Iglesia.
14. Buen pedagogo para trasmitir el mensaje.
En la dimensión pastoral:
1. Hombre con espíritu misionero, en actitud de salida frente a las periferias existenciales y sociales.
2. Hombre entregado diariamente, capaz de trabajar en equipo y en procesos.
3. Hombre identificado con la pastoral de la diócesis, abierto a la misión universal.
4. Hombre capaz de acompañar los procesos sociales con una propuesta de vida verdaderamente cristiana.
5. Que viva la caridad pastoral como don de sí mismo a Cristo y la Iglesia.
6. Un hombre misionero, con capacidad de amar preferencialmente a los pobres.
7. Persona capaz de leer los signos de los tiempos, a fin de responder a los desafíos de la sociedad y la Iglesia.
8. En continua actitud de conversión pastoral.
9. Creativo, dinámico y disponible para servir en cualquier apostolado.
10. Que trabaje en comunión pastoral con el obispo, el presbiterio y los laicos.
11. Abierto a la formación permanente.
12. Sensible frente al dolor y a las desgracias de los demás.
13. Que recuerde siempre que la fuente de su pastoral es Jesucristo. Que es instrumento y no protagonista.
14. Defensor de los recursos naturales y de los derechos humanos.
15. Promover la sinodalidad, en actitud de escucha, acogida y acompañamiento, abriendo caminos de participación y misión.
16. Conocedor del arte de celebrar la liturgia de la Iglesia.