CUARTO DOMINGO DE CUARESMA; DOMINGO LAETARE.
COMENTARIO INICIAL
Hermanos y hermanas, hoy celebramos el cuarto domingo de Cuaresma, llamado Domingo de Laetare, que significa ¡Alégrate! La Iglesia nos anima a levantar la mirada, porque la Pascua está cerca y Dios sigue derramando su gracia sobre su pueblo. Avanzamos en este camino sostenidos por la misericordia del Señor, que nos renueva y fortalece; su amor es luz que disipa toda tiniebla y nos conduce a la vida nueva en Cristo. Dejemos que esta celebración reavive nuestra esperanza y nos disponga a recibir con un corazón abierto la alegría de la Pascua.
COMENTARIO A LAS LECTURAS
Hermanos y hermanas, la Palabra de Dios hoy nos habla de la reconciliación y la alegría del regreso a casa. En la primera lectura, Israel entra en la tierra prometida y celebra la Pascua, marcando un nuevo comienzo. San Pablo nos recuerda que, en Cristo, somos una creación nueva, llamados a vivir en su gracia, es decir, reconciliados. El Evangelio nos muestra cómo el Hijo mayor de la parábola está llamado a recibir y acoger siempre a su hermano. Escuchemos con atención este mensaje de esperanza.
ORACIÓN DE FIELES
Presidente: Hermanos y hermanas, en este Domingo de Laetare, en el que la Iglesia nos invita al gozo en medio del camino cuaresmal, presentemos nuestras súplicas a Dios, fuente de toda alegría.
R// Escúchanos, Señor.
- Para que la Iglesia, signo de esperanza en el mundo, anuncie con alegría la misericordia de Dios y conduzca a muchos al encuentro con Él. Roguemos al Señor.
- Para que quienes gobiernan promuevan el bien común, la justicia y la paz, buscando siempre el bienestar de los más vulnerables. Roguemos al Señor.
- Para que quienes viven en tristeza, desesperanza o alejados de Dios, descubran en su amor el gozo del perdón y el regreso a la casa del Padre. Roguemos al Señor.
- Para que los enfermos, los pobres y los que sufren encuentren consuelo en la ternura de Dios y en la caridad de sus hermanos. Roguemos al Señor.
- Para que nuestra comunidad viva con alegría este tiempo de conversión y se prepare con un corazón renovado para la Pascua del Señor. Roguemos al Señor.
Presidente: Dios misericordioso, que colmas a tus hijos con la alegría del perdón, escucha nuestras súplicas y danos la gracia de vivir siempre en tu amor. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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