COMENTARIO INICIAL
Sean todos bienvenidos a esta celebración eucarística donde fortalecemos nuestra fe, esperanza y caridad, en el mes dedicado a las misiones; todos los bautizados somos discípulos-misioneros y estamos llamados a evangelizar con nuestra vida y perseverancia, optando siempre por los valores del Reino de Dios en la vida cotidiana, es decir, viviendo desde la justicia, el amor, y el bien común. Iniciemos con alegría, pues es Dios quien nos convoca.
COMENTARIO A LAS LECTURAS
Hoy la Palabra nos enseña que la humildad abre el corazón de Dios. En la primera lectura, el Eclesiástico afirma que la oración del humilde atraviesa las nubes: Dios escucha al pobre, al huérfano, a la viuda. En la segunda lectura, Pablo, al final de su vida, reconoce que ha combatido el buen combate con la fuerza del Señor, que nunca lo abandonó. En el Evangelio, el publicano y el fariseo oran de dos maneras distintas. Abramos el corazón para acoger esta Palabra de salvación que transforma y da vida.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Presidente: Unidos en la misma fe y animados por el Espíritu Santo, elevemos nuestras súplicas al Padre, que escucha siempre la oración del humilde y sostiene a su pueblo con amor.
R// Te rogamos, óyenos.
1. Por el Papa León, para que el Señor le conceda sabiduría, fortaleza y fidelidad en su servicio al Evangelio, guiando a la Iglesia con el ejemplo de Cristo Buen Pastor.
Roguemos al Señor.
2. Por los gobernantes de las naciones, para que promuevan la justicia, la paz y el respeto a la dignidad de cada persona, buscando siempre el bien común.
Roguemos al Señor.
3. Por los misioneros y por quienes sienten el llamado a serlo, para que el Señor fortalezca su entrega y suscite nuevas vocaciones misioneras en la Iglesia.
Roguemos al Señor.
4. Por nuestra comunidad parroquial, para que Jesucristo, Misionero del Padre, nos haga también misioneros en la vida cotidiana, testigos de su amor en cada ambiente.
Roguemos al Señor.
Presidente: Padre Santo, que llamas a todos tus hijos a anunciar tu Reino, escucha las oraciones de tu pueblo y haz que, fortalecidos por tu Espíritu, seamos signos vivos de tu amor en el mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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